Al pensar sobre el arte, resulta sencillo evocar una pintura, una escultura, o un objeto de un valor incalculable.
La realidad es que el arte puede hallarse en cualquier lugar, tanto en piezas como en diseños, dentro del ámbito decorativo o del interiorismo.
Muebles emblemáticos como las sillas Thonet o el sofá Chester son elementos atemporales, incluso en sus interpretaciones más recientes, que simbolizan el arte convertido en mueble. Sin embargo, también existe el arte contemporáneo, el arte reciclado, el arte moderno, entre muchos otros, que se manifiestan y aprecian según la percepción de cada individuo, dándoles un significado y una intensidad a su existencia.
Generalmente, en museos como El Museo del Prado o El Museo Thyssen, así como en galerías de arte como Garna Art Gallery, se puede apreciar el arte histórico, que rinde homenaje a un creador, un diseño o una época.
En hogares o espacios habitables, ya sean comerciales o residenciales, también es bastante común encontrar arte de diversas formas, ya sea como un elemento decorativo, por ejemplo, a través de un lienzo o un mueble de diseño que resalte por su funcionalidad y estética. También mediante diseños que se crean en la edificación de viviendas, es posible dar vida al arte. El arte comunica emociones únicas y profundamente personales, tiene el poder de captar la atención y dar significado a un entorno.
Como decía Leonardo da Vinci:
“La belleza muere con la vida, pero se inmortaliza en el arte”.